La escritora británica es considerada como una de las escritoras referentes del modernismo vanguardista del siglo XX y del movimiento feminista.
“No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente”. Es una de sus frases más conocidas de la obra “Una habitación propia”
Virginia tuvo una infancia repleta de arte y política. Su casa familiar tenía vistas a la playa y al faro, algo que se refleja en su obra “Al faro”, sin embargo, al cumplir 13 años, Virginia sufrió la pérdida de su mamá, quien murió repentinamente a causa de una fiebre reumática y dos años más tarde, su hermana Stella también murió. Además de la ausencia, Virginia relata en una obra autobiográfica, que tuvo que soportar abusos sexuales por parte de sus dos hermanastros (hijos del matrimonio anterior de su madre), y a raíz de esto sufrió fuertes crisis nerviosas, intentando quitarse la vida por primera vez a los 23 años.
Desde muy joven, Virginia se vió rodeada de ideas sobre igualdad, feminismo, el amor al arte, a la naturaleza y al pacifismo. En 1912 se casó con el teórico político, escritor, editor y antiguo funcionario público británico, Leonard Woolf, sin embargo el trastorno bipolar con fases depresivas severas aparecía en su vida.
Los trastornos más graves que padeció Virgina los sufrió entre los años 1913 y 1915. El 9 de septiembre de 1913, Virginia ingirió cien gramos de veronal, en otro intento por quitarse la vida.
Virginia fue una mujer brillante, adelantada en la sociedad con respecto a sus pensamientos y formas de ver la vida y el papel de las mujeres. En muchas de sus obras se vio reflejada, en donde la idea del suicidio y el miedo a la gente son recurrentes.
Un dato curioso: algunos médicos que la trataron, atribuyeron a la escritura sus problemas de salud, algunos le recomendaron incluso que lo dejara, sin embargo, Virginia no abandonó a la escritura y siguió escribiendo, pero el 28 de marzo de 1941, incapaz de hacer frente a la desesperación que la envolvía, se puso el abrigo y despojándose de su bastón, llenó los bolsillos de piedras y se adentró en el río Ouse, dejándose llevar por “las aguas que corren”.